EFESIOS 1:1-2

 

 

En estos versos tenemos la introducción de Pablo a esta carta.     Veamos los siguientes puntos:

 

 

1. LA IDENTIDAD DEL AUTOR (v.1a)

 

 

a. Su Nombre: "Pablo"

 

También conocido por su nombre hebreo, "Saulo".     Este hombre era netamente judío, de la tribu de Benjamín (Fil 3:5).     Sus padres le criaron en un hogar estrictamente judío, y llegó a ser un fariseo; es decir, un hombre sumamente escrupuloso en cuanto al cumplimiento de la Ley.  Como tal, fue testigo de la muerte de Esteban (Hch 7:58), y posteriormente se dedicó a perseguir a los cristianos (Hch 8:1-3).   Fue durante uno de sus viajes, que Pablo tuvo un encuentro personal con Cristo, que llevó a su conversión (Hch 9:3-6).     A partir de ese momento, Pablo se dedicó al servicio de Cristo.  

 

 

b. Su Ministerio: "apóstol de Jesucristo..."

 

Antes de su conversión, Pablo había sido un enviado especial del sumo sacerdote en Jerusalén (Hch 9:1,2).     Ahora, él se describe como un "apóstol de Jesucristo..." (Efe 1:1).     Ya no es un hombre enviado simplemente por otros hombres, sino un enviado oficial del Rey de Reyes.

 

Durante Su vida terrenal, Cristo tuvo muchos seguidores; pero no todos ellos llegaron a ser "apóstoles".    Cristo se reservó el derecho de elegir a los que Él quería, para ser Sus enviados especiales (Marcos 3:13-14).

 

Pablo reconoce que él es "apóstol...por la voluntad de Dios" (ver Gál 1:1).     Cristo lo llamó para predicar Su evangelio, y ser testigo de Sus obras.

                        

 

2. LA IDENTIDAD DE LOS LECTORES (v.1b)

 

Pablo dice varias cosas acerca de las personas a quienes escribe:

 

 

a. Su Condición Espiritual: "santos"

 

Lo primero que Pablo dice acerca de sus lectores es que son "santos".   La palabra significa "separados", y es utilizada en la Biblia en DOS sentidos:

 

            [1] El sentido POSICIONAL: separado del "mundo" para pertenecer a Cristo (Col 1:13).

           

[2] El sentido ETICO: separado de todo pecado (1 Cor 1:2).

 

La Iglesia Católica usa esta palabra (“santos”) sólo de ciertos cristianos especialmente consagrados a Dios.    Sin embargo, la Biblia usa esta palabra para hablar de todo verdadero hijo de Dios.